Foto: M.Peinado
Estratégicamente ubicada a orillas del río Tajo, en un prominente altozano, la ciudad debe su nombre al imponente monte que la domina. Durante la dominación árabe, Almoguera desempeñó un papel crucial, contando con una de las aljamas judías más prósperas de toda la Alcarria y siendo custodiada por un castillo y una imponente muralla.
En el año 1085, el Rey Alfonso VI reconquistó la ciudad, marcando un hito significativo en la lucha contra el Reino de Toledo. Con el tiempo, Almoguera se consolidó como un bastión estratégico, protegido por los monarcas castellanos y elevado a la categoría de Villa por el Rey Alfonso VII, quien la expandió anexando poblaciones cercanas y ampliando sus murallas.
En 1175, la potencia de Almoguera fue entregada a la Orden de Calatrava, siendo recuperada por Alfonso X El Sabio en 1257. Esta ciudad recibió privilegios que fomentaron la llegada de colonos y repobladores, convirtiéndose en un motor clave durante la Edad Media y contribuyendo significativamente a la Reconquista.
En el siglo XIV, Almoguera volvió a manos de la Orden de Calatrava, convirtiéndose en una de sus encomiendas más prósperas. En 1538, durante la Desamortización, pasó a manos del Marqués de Mondéjar, consolidándose como parte de su marquesado hasta el siglo XIX.
El Catastro de Marqués de la Ensenada, una detallada encuesta del siglo XVIII, revela la riqueza y vitalidad de Almoguera. Este documento incluye referencias al «molino arinero» en manos de Doña Ana María Gutiérrez del Pozo. Personalidades como Doña Eulalia Castellote y el académico alcarreño D. Juan Catalina García destacan la importancia del molino en la Jurisdicción.
Dirección: Cam. Molino, S/N, 19115 Almoguera, Guadalajara